Detesto lo que escribes, pero daría mi vida para
que pudieras seguir escribiéndolo.
La escritura es la pintura de la voz.
El que tiene miedo de la pobreza no es digno de
ser rico.
Las falsedades no sólo se oponen a la verdad,
sino que a menudo se contradicen entre sí.
Calumniad, calumniad que algo quedará.
Cuando se trata de dinero todos somos de la
misma religión.
Los celos cuando son furiosos, producen más
crímenes que el interés y la ambición.
El sentido común no es nada común.
La pasión de dominar es la más terrible de todas
las enfermedades del espíritu humano.
Claro que el café es un veneno lento; hace
cuarenta años que lo bebo.
El divorcio probablemente se remonta a la misma
época que el matrimonio. Yo creo, sin embargo, que
el matrimonio es algunas semanas más antiguo.
Trabajemos sin razonar, es el único medio de
hacer la vida soportable.
Una palabra mal colocada estropea el más bello
pensamiento.
El deseo de agradar es al espíritu lo que el
adorno a la belleza.
Todos los hombres tienen iguales derechos a la
libertad, a su prosperidad y a la protección de las
leyes.
La parte más filosófica de las historia es hacer
conocer las tonterías cometidas por los hombres.
Si los pobres empiezan a razonar todo está
perdido.
Las mujeres son como las veletas: sólo se quedan
quietas cuando se oxidan.
La democracia sólo parece adecuada para un país
muy pequeño.
La razón me dice que Dios existe, pero también
me dice que nunca podré saber lo que es.
No hay verdad que no haya sido perseguida al
nacer.
Lo maravilloso de la guerra es que cada jefe de
asesinos hace bendecir sus banderas e invocar
solemnemente a Dios antes de lanzarse a exterminar a
su prójimo.
Una falsa ciencia hace ateos; una verdadera
ciencia posterga al hombre ante la divinidad.