Estar en ocio muy prolongado, no es reposo, es
pereza.
Si os sujetáis a la naturaleza, nunca seréis
pobres; si os sujetáis a la opinión, nunca seréis
ricos.
Considera las contrariedades como un ejercicio.
La voluntad es la que da valor a las cosas
pequeñas.
Existe el destino, la fatalidad y el azar; lo
imprevisible y, por otro lado, lo que ya está
determinado. Entonces como hay azar y como hay
destino, filosofemos.
No hay cosa más fuerte que el verdadero amor.
Pesa las opiniones, no las cuentes.
No hay árbol recio ni consistente sino aquel que
el viento azota con frecuencia.
Para saber algo, no basta con haberlo aprendido.
En la adversidad conviene muchas veces tomar un
camino atrevido.
No existe ningún gran genio sin un toque de
demencia.
No podemos evitar las pasiones, pero si
vencerlas.
El favor consiste no en lo que se hace o se da,
sino en el ánimo con que se da o se hace.
Forma parte de la curación el deseo de ser
curado.
Los hombres aman sus vicios y al mismo tiempo
los odian.
Un hombre inútil es gravoso al estado, en que se
pesa el mérito de los miembros por la utilidad que
de ellos se saca.
No hay viento favorable para el que no sabe
donde va.
No es preciso tener muchos libros, sino tenerlos
buenos.
El fuego prueba el oro; la miseria los hombres
fuertes.
Sin estudiar enferma el alma.
Muy sentida es la muerte cuando el padre queda
vivo.