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• La retentiva es el sello de la capacidad.
• Son los ímpetus de las pasiones deslizadores de la cordura, y allí es el riesgo de perderse.
• Para prevenidos no hay acasos.
• El excusarse antes de ocasión es culparse.
• El que confía sus secretos a otro hombre se hace esclavo de él.
• Sólo vive el que sabe.
• Más vale un grano de cordura que arrobas de sutileza.
• Varón prevenido de cordura no será combatido de impertinencia.
• No hay en el mundo señorío como la libertad del corazón.
• La queja trae descrédito.
• Ciencia sin seso, locura doble.
• La esperanza es un gran falsificador.
• Obró mucho el que nada dejó para mañana.
• En la boca del viejo todo lo bueno fue, y todo lo malo es.
• Señal de tener gastada la fama propia es cuidar de la infamia ajena.
• La fortuna se cansa de llevar siempre a un mismo hombre sobre las espaldas.
• Lo bien dicho se dice presto.
• No es necio el que hace la necedad, sino el que, hecha, no la sabe encubrir.
• Son tontos todos los que lo parecen y la mitad de los que no lo parecen.
• El primer paso de la ignorancia es presumir de saber.
• Saber y saberlo demostrar es valer dos veces.
• Hay mucho que saber, y es poco el vivir, y no se vive si no se sabe.
• Todo lo que realmente nos pertenece es el tiempo; incluso el que no tiene nada más, lo posee.
• Hemos de proceder de tal manera que no nos sonrojemos ante nosotros mismos.
• El no y el sí son breves de decir pero piden pensar mucho.
• El mentiroso tiene dos males: que ni cree ni es creído.
• El más poderoso hechizo para ser amado es amar.
• Es cordura provechosa ahorrarse disgustos. La prudencia evita muchos.
• Hase de hablar como en testamento, que a menos palabras, menos pleitos.

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