Participamos en una tragedia; en una comedia
sólo miramos.
Cada generación piensa que puede ser más
inteligente que la anterior.
Tal vez, sólo los genios son verdaderos hombres.
El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente el
miedo ahuyenta al amor. Y no sólo al amor el miedo
expulsa; también a la inteligencia, la bondad, todo
pensamiento de belleza y verdad, y sólo queda la
desesperación muda; y al final, el miedo llega a
expulsar del hombre la humanidad misma.
Cuanto más siniestros son los deseos de un
político, más pomposa, en general, se vuelve la
nobleza de su lenguaje.
Saber es relativamente fácil. Querer y obrar de
acuerdo a lo que uno quisiera, es siempre más duro.
Por muy lentamente que os parezca que pasan las
horas, os parecerán cortas si pensáis que nunca más
han de volverá pasar.
Quizá la más grande lección de la historia es
que nadie aprendió las lecciones de la historia.
La persona inteligente busca la experiencia que
desea realizar.
La experiencia no es lo que te sucede, sino lo
que haces con lo que te sucede.
Todos los hombres son dioses para su perro. Por
eso hay gente que ama más a sus perros que a los
hombres.
Nunca es igual saber la verdad por uno mismo que
tener que escucharla por otro.
El bien de la humanidad debe consistir en que
cada uno goce al máximo de la felicidad que pueda,
sin disminuir la felicidad de los demás.